Después de la ascensión tenemos una montaña para bajar libremente. El entusiasmo es siempre tremendo, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que descender con una tabla de snowboard tiene sus riesgos.
El tipo de nieve con el que nos encontremos puede ser:
-NIEVE EN POLVO: la más deseada. Con esta nieve debemos vigilar que no se hunda la punta de la tabla, por ello colocaremos la fijación centrada con un ligero retraso, al tiempo en que cargaremos el peso sobre el pie que se encuentra detrás.
-NIEVE DURA: la que hay de peor calidad. En este tipo de nieve hay que buscar las zonas sin huellas o donde menos las haya porque así aremos los giros más fácilmente. Hay que procurar mantener el cuerpo centrado en la tabla.
-NIEVE GRANULADA: es una de las mejores para el descenso porque aporta una superficie fluida y rápida. Interesa practicar durante las primeras horas del día porque en cuanto el sol calienta la nieve se convierte en sopa.
-HIELO: es muy peligroso descender con una superficie donde haya hielo porque se pierde el control enseguida. Hay que estar pendiente siempre de no derrapar y hacer giros suaves y controlados.
En el caso de pendientes muy pronunciadas hay que tener un perfecto control de nuestros movimientos. La postura más apropiada es la de mantener el cuerpo erguido, las rodillas flexionadas y las manos delante del propio cuerpo.
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